Después de cinco episodios de mero relleno, al fin ha regresado el New Girl que tanto conocíamos, y justamente coincide con un cambio en los créditos de inicio – ¿será que es una señal divina? ¿O sólo estamos con el síndrome Código da Vinci, buscando señales por doquier?. En fin, empezamos con Background Check y con cómo Winston y el resto del crew tendrán que enfrentarse a una visita al departamento por parte la sargento Dorado, para comprobar las habilidades de Winston y decidir si está preparado o no para ser un policía.
Todos, como siempre, aceptan comportarse como seres humanos decentes y ayudar a Winston; sin embargo, Jess les confiesa que tiene en su clóset escondido algo que podría arruinar las oportunidades de Winston de convertirse en policía: Una bolsa de metanfetaminas. Cuando le preguntan cómo terminó con una bolsa de metanfetaminas en su clóset, la respuesta es justamente algo que podríamos esperar de Jess. La encontró dentro de un pequeño taburete que compró en una venta de garage un día que fue a comer waffles en un restaurante en el fin del mundo.
Mientras Winston baja para esperar a la sargento, Nick comienza a sudar pues es pésimo mintiendo. Mientras se cubre los oídos, cierra los ojos y canta Landsline, Jess, Schmidt y Coach intentan deshacerse de la bolsa, pero ésta se rompe y la mejor solución en el menor tiempo resulta ser esconder la meth en el brassiere de Jess, justo antes de que la sargento entre al departamento.
Todo parece ir bien, pese al excesivo sudor de Nick. Cece llega corriendo para ayudar en la situación y Schmidt la besa para que deje de hablar sobre drogas, mintiéndole a Winston y a la sargento sobre su reconciliación. Poco después, cuando la sargento le pregunta a Jess el porqué Winston sería un buen policía, Winston le da una palmada en la espalda, ocasionando que la meth se salga de su lugar, así que Jess corre al baño para solucionar, una vez más, el problema.
La pregunta sigue en el aire, así que Coach, mientras intenta buscar una buena razón por la que Winston sería bueno para la Academia, termina inventando que tiene un pequeño hermano llamado Duquan (Duke-Juan), que los visita cada sábado y que precisamente, hoy le toca a Coach ir a recogerlo a la estación.
Mientras, en el baño, Jess intenta echar la droga por la coladera de la regadera, pero Cece llega para decirle que mejor la echen por el inodoro. Como era de esperarse, la situación empeora, pues el inodoro se tapa y toda el agua comienza a desbordarse. Además, Jess jura que absorbió la droga y ahora siente los efectos. Maldita seas, ósmosis! Minutos después, Schmidt corre al baño para ayudarles a secar, pero Winston lo sigue, y termina dándose cuenta de toda la situación.
Nick se queda solo con la sargento y todos corren a impedir que hable con él, pero es demasiado tarde. Su excesivo sudor lo ha delatado y la sargento está segura de que esconde algo, así que cierra la puerta para hablar a solas con él.
Fuera, Coach llega a una cancha de basquetbol, buscando a un «Duquan», pero se da cuenta de que su speech es de hombre pervertido, así que se aleja antes de empeorar las cosas.
Winston le pregunta a Jess porqué no le dijeron antes sobre la droga y Jess le confiesa que no creyó que pudiera hacer algo al respecto. Además, remata diciéndole que en realidad nunca lo vio como un policía.
Después de confesarle todas las cosas bochornosas que ha hecho en su vida – o buena parte de ellas-, la sargento deja salir a Nick del cuarto y Jess llega justo a tiempo para confesar que el baño está lleno de metanfetaminas y que Winston no tiene nada que ver. La sargento los manda a todos a la sala, prohibiéndoles hablar y moverse, mientras va a inspeccionar el baño y la droga.
Minutos después, regresa para decirles que lo que creyeron eran metanfetaminas, son en realidad piedras de acuario. Además, Winston pasó con éxito el background check, pues es uno de los mejores cadetes. A media celebración, Coach regresa con el supuesto Duquan, quien resulta ser un jornalero latino con demasiado vello facial.
Por otro lado, Goldmine continúa por el buen camino, enfocándose en Jess y en su intento por volver al mundo de las citas. Después de tres meses de haberse topado con toda clase de tipos raros – incluido el mago cómico que conoció a través de Dice-, por fin encontró a un chico que no parece estar del todo mal, así que advierte a sus roomies que esa noche lo llevará al departamento – porque es la tercera cita y a «momma le toca su bisquet»- y que deben comportarse decentemente.
En eso, Schmidt da justo en el clavo de la situación, preguntándole cómo le dirá a Ian – su date -, que aún vive con su ex. Todos concuerdan en que es una pésima idea decirle, sobre todo Nick, quien lo utiliza para ahuyentar a sus one-night-stand después de tener sexo.
Por otro lado, Winston continúa con su plan de ligarse a las vecinas, comportándose como su secretario personal, llevándoles el correo – organizado alfabéticamente y por tamaños- y ayudándoles en todo lo que requieran. Coach le rompe las ilusiones, diciéndole que ellas solo lo ven como «el chico bueno que les ayuda» y que no se acostarán nunca con él.
Cece busca entre el cajón de brassieres de Jess, para tratar de imaginarse cómo es la vida cuando se tienen pocas bubis. Contrario a lo que piensa Jess, no se trata de un raro «freaky friday» de bubis, sino que Cece está considerando hacerse una cirugía de reducción de senos. Ni dos segundos después de habérselo contado a Jess, Schmidt llega corriendo, gritando aterrando, tratando de hacerla cambiar de opinión. En vista de que su speech parece no tener éxito, para tratar de distraerlo de su depresión, Coach lo invita a salir con él y con las vecinas.
Jess invita a Ian a su casa, no sin antes confesarle que vive con su ex. Obviamente, y como los chicos le habían pronosticado, a Ian no le agrada la idea y justo cuando está a punto de irse, Jess le dice que no tiene nada de que preocuparse… pues Nick es gay.
En el departamento de las vecinas, Schmidt no puede dejar de pensar en la cirugía de Cece y mientras da un speech sobre lo triste que será ver partir a sus dos mejores amigos, las vecinas creen que está hablando sobre Coach y Winston, así que estos le siguen la corriente. El plan falla, como era de esperarse, y descubren que en realidad no venden calcetines y que no se irán por 44 semanas.
A la mañana siguiente, el plan de Jess también parece verse amenazado, pues Nick llevó a una chica esa noche, y todo el teatro de «Nick siendo gay» está a dos segundos de venírseles abajo.
Winston sigue haciendo reparaciones en el departamento de las vecinas pero Coach lo interrumpe, diciéndole a las chicas que han estado manipulando a Winston por meses y aprovechándose de él. Con tal de que no se vaya, y termine de ponerles sus repisas, aplican un «piedra, papel o tijera» para ver quien se acostará con Winston. Quien hubiera pensado que sería tan sencillo, eh?
Ian cuestiona a Nick sobre el tipo de hombres que le gustan y como siempre, Nick se ve atrapado en sus mil pequeñas mentiras, e Ian duda de su homosexualidad. En eso, Schmidt llega a la casa, deprimido, y se disculpa por no haber llegado a dormir la noche anterior. La conversación se vuelve tan sentimental y gay – hasta con beso incluido -, que Ian se disculpa con Nick por haber dudado de él. De pronto, Jess llega corriendo para alertar a Ian, pero el one-night-stand de Nick va directo con él y lo besa, destruyendo la mentira completamente.
Cece va a una consulta con el cirujano pero Schmidt interrumpe la sesión para pedirle que la deje despedirse de sus mejores amigos. Cece se niega al principio pero eventualmente acepta y Schmidt le pone unos audífonos para poder tener su charla privada de despedida.
Highlights del episodio:
- Background Check al fin pone a Winston como el centro de la historia, mostrándolo no sólo como el «awkward roomie», sino dándole la oportunidad de mostrar lo adulto y responsable que puede ser, en comparación con sus amigos.
- Nick y su incapacidad para mentir. Puntos extra para su discurso sobre los policías con bigote. Y el kimono.
- Cuando Nick se queda a solas con la sargento y le cuenta todas sus historias bochornosas de juventud, en especial, la de la vez que intentó alimentar a una rana con cereal.
- Coach diciéndole a Jess que en cuanto sepa que vive con su ex, Ian saldrá corriendo por la pared como el hombre Kool-aid, y Winston sugiriéndole que le ponga un sombrero con cuernos, para que la silueta que deje en la pared los haga felices.
- Nick actuando como un fantasma.
- El brasier «peter pan»
- Schmidt pasando por las cinco etapas al enterarse de la posible cirugía de Cece.
- Coach y Winston «rebotando»
- El discurso de despedida de Schmidt a los senos de Cece.
- Descubrir el nombre que Schmidt le dio a los senos de Cece: Harold y Kumar.
Mejores frases:
- Jess (a Winston): «Oh Winston, someday you’re gonna make some lucky girl really uncomfortable.»
- Jess: «It’s legal meth. It’s medical meth. For my… cramps.»
- Nick: «I’m terrible at lying. I’m terrific at make-believe.»
- Jess: «I never went out with a lion tamer».
Winston: «Them I am having some vivid dreams.»
- Nick: «I wanted to be gay for you. I really did. But it’s a really hard time to be gay. Girls are wearing scarves and boots. They have so many layers to them. What is underneath all those layers? I want to find out!»
- Schmidt: «I’ll take that Paul, I’ll take him to a water park, I will. I’ll put him on one of those waterslides between two obese people and he’ll get smushed to death. Die in a … Die in a water.. He’ll die between the obese people before he drowns in the water.
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